Psicóloga Clínica Calama
Como ya sabemos las relaciones interpersonales y la vida social son fundamentales en el desarrollo humano, desde que nacemos las primeras interacciones con nuestro núcleo familiar o cuidadores, son determinantes en el desarrollo del apego[1], es por lo tanto lo que define como van hacer nuestras relaciones vinculares con otros durante la infancia y la adultez.
La familia es la referencia que posee el infante, por lo que su relación con su entorno emocional más próximo, propiciará el desarrollo de las competencias emocionales, así como la manera de afrontar la sociabilidad.
Si consideramos que la mente es una construcción social, que se forja desde el nacimiento con la crianza de nuestros padres, prosigue con la educación en el colegio, universidad, religión, y todo lo que implica la socialización como tal, es que los adultos cumplimos un rol fundamental en la construcción de la mente de nuestros hijos/as.
Es importante tener en cuenta que la mente es una vasija que vamos llenando de información en base a nuestra crianza, experiencia, traumas, vivencias y creencias, lo que define nuestra manera percibir la realidad y por tanto nuestro comportamiento a medida que vamos creciendo hasta la adultez.
Durante el ciclo vital y a partir de la construcción particular de cada mente, los seres humanos nos vamos vinculando desde la particularidad de la personalidad, lo que nos hace únicos e irrepetibles, y por lo tanto vamos a desarrollar distintas maneras de interactuar con otros, a esto se debe que algunos niños/as sean más amistosos, o alguno incluso les cueste hacer amigos.
Como mencione anteriormente las madres, padres y cuidadores en general, ya sean, abuelos, tíos, adoptantes, desempañamos un papel primordial en la socialización de los niños, niñas y adolescentes.
Para poder llevar acabo este desafío y responsabilidad con nuestro hijos/as, es necesario que conozcamos sobre las habilidades parentales o competencias parentales, son los conocimientos y capacidades con las que cuentan los adultos (madres, padres, cuidadores adoptantes) para poder guiar su comportamiento parental de manera práctica, en las distintas situaciones que se dan en la vida familiar, la crianza y en los diversos ámbitos del desarrollo de los hijos/as.
De lo anterior puede deducirse que, de la forma en la que un niño es educado a partir de la norma, autoridad, afecto, control y comunicación, creará su propio modelo de afrontamiento, creencias y conductas.
Es por este motivo que no debemos obligar si no mas respetar a cada niño/a y/o adolescentes, al momento de relacionarse con su grupo de pares.
Ahora,
hace un momento les comenté sobre las habilidades parentales, si bien existen varias, hoy nos vamos a enfocar en las habilidades formativas, son aquellas habilidades presentes en los cuidadores que tratan de dirigir y controlar el aprendizaje de los hijos/as, establecer pautas de disciplina, ayudar y guiar a comprender el mundo que les rodea, así como fijar normas y hábitos para prepararse a vivir en sociedad, específicamente en la socialización.
Para ello debemos considerar cuatro aspectos fundamentales
para un eficaz desarrollo de la socialización, estos son:
A partir de esta pequeña guía que nos facilitara la socialización para con nuestro pequeños/as, también es importante considerar: